Todos nosotros
hemos conocido y conocemos personas afectadas por este tipo de enfermedades,
bien a través de familiares y amigos, bien a través de los medios de
comunicación.
Una de las cosas peores que le puede pasar al ser
humano es perder la memoria. Olvidar tus recuerdos, los nombres de tus hijos y
tus nietos, a tu mujer o marido con quien has compartido toda tu vida y ver
como tus familiares sufren al verte y que llegado un momento ni puedas hablar,
ni andar, ni comer… porque se te ha olvidado cómo se hace y simplemente tan
solo con la mirada fijamente a los ojos de la otra persona estás diciendo a tu
ser querido: “te quiero y tu cara me suena, pero me he olvidado de ti y no sé
quién eres, no te reconozco”. Sí, en efecto, es muy duro ver como una de las
personas que más has querido en tu vida se va apagando poco a poco. Esa luz
brillante de un principio cada vez va siendo más tenue hasta que llega el día
que nunca deseas. Esa persona se ha ido, dejando una huella imborrable tú
memoria y pasando ahora a formar parte del recuerdo de los que siguen estando
en este mundo.
El olvido
es la incapacidad para recordar nombres,
fechas, hechos y conocimientos y recordar
es extraer información de la memoria de algo que hemos aprendido o vivido. Las
causas del olvido pueden ser varias: por lesión o degeneración cerebral
(alzhéimer y demencias); por represión (aquella experiencia horrible que no
queremos nunca recordar ni vivir de lo mal que lo hemos pasado); por inferencia;
por falta de procesamiento o por contexto inadecuado.
“Hay que haber comenzado a
perder la memoria, aunque sea solo a retazos, para darse cuenta de que esta
memoria es lo que constituye toda nuestra vida. Una vida sin memoria no sería
vida, como una inteligencia sin posibilidad de expresarse no sería
inteligencia. Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra
acción, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada…La memoria, indispensable y
portentosa, es también frágil y vulnerable. No está amenazada por solo el
olvido, su viejo enemigo, sino también por los falsos recuerdos que van
invadiéndola día tras día…La memoria es invadida continuamente por la
imaginación y el ensueño y, puesto que existe la tentación de creer en la
realidad de lo imaginario, acabamos por hacer una verdad de nuestra mentira. Lo
cual por otra parte, no tiene sino importancia relativa, ya que tan vital y
personal es la una como la otra”
(L. BUÑUEL: Mi
último suspiro, Barcelona, De Bolsillo, 2003)
El Alzheimer
es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por una pérdida de la memoria
inmediata debido a la muerte de las neuronas y, en consecuencia, varias partes
del cerebro se atrofian. La duración de esta enfermedad es de 10 años
aproximadamente pero depende de las personas ya que pueden aguantar unos 4 años
más. Desgraciadamente aunque hay muchos adelantos hoy en día el alzhéimer es
incurable y aparece con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años aunque
también puede aparecer en personas más jóvenes (10%). En el caso de estas
últimas avanza más deprisa por regla general. Las causas son desconocidas hoy
en día pero según las últimas investigaciones suele asociarse a la aparición de
placas seniles y ovillos neurifibrilares. Los medicamentos que hay suelen, sino
retrasar el avance de la enfermedad, sí
aliviar los síntomas. El alzheimer desgraciadamente de hereda y pasa de unas
generaciones a otras.
Los síntomas suelen ser en un principio pérdida casual de
la memoria que estos son confundidos con la vejez si la persona es mayor o el
estrés si la persona es joven. Esta enfermedad va avanzando poco a poco y en
las personas con síntomas inicales suelen llevar una serie de pulseras en tal
caso de perderse (un localizador GPS). Pasamos a una demencia moderada cuando
esta persona requiere ayuda y asistencia y tiene dificultades para reconocer los objetos,
nombres de los familiares, etc.; y ya una demencia avanzada es cuando la
persona deja de andar porque se le ha olvidado (lo cual conlleva a una pérdida
de peso), no sabe comer, dificultades para contener los esfínteres y el
lenguaje tiende a desaparecer por completo con lo que llegado un momento la
capacidad comunicativa no existe en la persona aunque sí puede emitir señales y
puede percibir.
Recientemente se ha inventado un marcapasos
cerebral que a través de impulsos
electromagnéticos activan la capacidad neuronal y se utiliza para las personas
con párkinson. Aquí tenéis el enlace de esta información:
En el programa de “El Hormiguero” en Antena 3 hay un
vídeo relacionado con esto del párkinson y este marcapasos cerebral muy
ilustrativo, echadle un vistazo.
Y finalmente me gustaría terminar con una bonita
frase:
“Aunque ya
nada puede devolvernos el esplendor en la hierba y la gloria en las flores, no
debemos entristecernos porque la belleza perdura en el recuerdo” (W.
Wordswoth)
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