miércoles, 4 de diciembre de 2013

TEMA 3. DESARROLLO PERSONAL Y SOCIAL DURANTE LA ADOLESCENCIA

a.      Desarrollo personal e identidad.
Se entiende por adolescencia a aquél  periodo de transición entre la infancia y la vida adulta que, en nuestra cultura y contexto, abarca varios años comprendidos entre los 12 y los veinte años, pudiéndose alargar hasta los 25 años aproximadamente. Este es un periodo difícil ya que hay que tener en cuenta el desarrollo biológico de la persona y que coincide en esta etapa de desarrollo. En esta el sujeto aprenderá a comportarse como un adulto como resultado final; a tener una autonomía económica; y a tener la capacidad de desarrollar y comprender la complejidad de fenómenos “complejos”.
Dentro de esta ésta etapa de desarrollo se pueden distinguir tres subetapas:
1-      La adolescencia temprana de los 10 a los 14 años en la que el sujeto experimenta la maduración sexual y los inicios del pensamiento formal.
2-      La adolescencia intermedia de los 15 a los 18 años en la que el sujeto experimenta una autonomía respecto a los padres, una mayor importancia en las relaciones con los iguales (amigos) a la vez que se sigue desarrollando esa maduración sexual y un razonamiento más complejo y abstracto.
3-      La adolescencia tardía de los 18 a los 25 años aproximadamente caracterizada por el logro de la independencia económica y autonomía respecto a los padres; definición como persona que va a desempeñar roles adultos; maduración del córtex frontal y pensamiento post-formal.
De tal forma que al final de dicho proceso de desarrollo mental y biológico en la vida de la persona de los 12 a los 18/25 años se espera que el adolescente, ahora adulto, sepa relacionarse con otras personas, se definan así mismos y se acepten tal y como son además de ser capaces de tener y llevar a cabo una independencia económica y social respecto a los padres además de adquirir una serie de valores éticos e ideológicos para tener una conducta cívica responsable.
Los principales problemas en la adolescencia son los relacionados con el desarrollo personal (autoconcepto, autoestima e identidad) y las relaciones personales (padres, amigos…) y los problemas que presenta.

Respecto al primero, al desarrollo personal, la adolescencia es una etapa crucial en la que el individuo intenta definirse así mismo e intentar responder a las preguntas: ¿quién soy? ¿qué me gusta y qué no? ¿Qué es lo que se me da bien hacer y qué no? ¿Cómo me ven los otros (mi clase, mi familia, mis amigos)?. La forma que el adolescente tiene para definirse así mismo es a través de su aspecto físico, las actividades que mejor hace, sin tener en cuenta en un periodo primario o iniciático los valores que se irán formando al final de la adolescencia y tendrán un mayor peso, en consecuencia. El adolescente tiene en la cabeza el yo ideal, la persona que le gustaría ser; el yo temido, la persona que no le gustaría ser; el yo posibles, una mezcla de los dos anteriores; el yo falso, no soy yo estoy fingiendo un papel; y el yo real, lo que soy verdaderamente Lo que el adolescente querrá de todas las formas es alcanzar ese yo ideal será lo que le estimule.

También la identidad es un problema para el adolescente ya que tiende a descubrir el sujeto sus fortalezas y debilidades y a comprender cómo es él y cómo se define así mismo. Pero no es tarea fácil ya que implica un razonamiento formal y el desarrollo de la personalidad va adquiriendo unas formas y características personales propias de cada individuo, es decir, el individuo va madurando. Al final el sujeto logra tener y definir su identidad a través del área interpersonal y afectivo sexual, área vocacional-profesional y área ideológico-ética.

Existen diferentes formas de elaborar la identidad y que son las siguientes: logro, moratoria, difusión y exclusión
1.      Logro de identidad: es un status en el cual el adolescente tras un periodo de tiempo con una serie de dudas en su cabeza en la que no logra aclararse (denominado esto último moratoria), por fin de decanta y se compromete con sus elecciones personales, ideológicas y ocupacionales. Existen 3 status:
a.       Moratoria: los adolescentes que exploran pero no se comprometen.
b.      Difusión: aquellos que ni exploran ni se comprometen. (aquellos que no se definen pero tampoco les importa hacerlo suelen tener baja autoestima, niveles más altos de ansiedad…)
c.       Exclusión: se han comprometido con ciertas opciones pero sin un intento de revisar las opciones potenciales. (Son conformistas y obedientes a la figura de autoridad. Relaciones con los padres cercanas)
2.      Estatus de logro y de moratoria: los adolescentes han pasado por una fase de exploración y ahora son más independientes, dispuestos a participar y a prestar ayuda.
Hay que tener en cuenta que el contexto cultural en cuanto a la elaboración de la identidad del individuo influye hasta tal punto que afecta a nuestras formas de adaptación y a adoptar una posición frente al mundo.

b.      Las relaciones interpersonales: la familia y los amigos.

b.1. Las relaciones con los padres.
De otro lado están las relaciones interpersonales con la familia y con los amigos en donde la amistad, las primeras relaciones de pareja y la pertenencia a un grupo de compañeros son cada vez más importantes a medida que avanzamos a la edad adulta.
Las relaciones del adolescente con sus padres siempre se ha dicho que son conflictivas pero no es así ya que solo esta última representa el 5 ó 10 %. Los enfrentamientos más fuertes son generalmente en la hora de llegada casa, el mal comportamiento y actitudes indebidas, se discute más con las madres porque ellas entienden mejor a los hijos y con los padres por el dinero.
En cualquier caso sea como fuere esto representa una mínima parte y, en consecuencia, no habría que tenerlo tanto en cuenta aunque esta es la parte que representa al adolescente aunque no sea así. El susodicho necesita el apoyo y el cariño de los padres además de un habiente en el hogar cálido y confortable porque la adolescencia es una etapa de muchos cambios. El afecto para crear un clima estable y que las relaciones sean armónicas. De esta forma los padres contribuirán a un mejor ajuste y desarrollo psicosocial. También el control proporciona una guía al adolescente para poder enfrentarse a los problemas que se le presentan. Un control excesivo o pasivo puede plantear problemas de conducta. La relación entre control y afecto distingue distintos estilos:
-          Democrático o con autoridad: los padres muestran altos niveles de afecto y de control.
-          Autoritario: bajo nivel de afecto y un alto nivel de control.
-          Permisivo: alto nivel de afecto y bajo nivel de control.
-          Negligente o no comprometido: bajos niveles de afecto y de control.

b.2. Las relaciones con los amigos.
Lo mismo que un buen ambiente en casa y unas buenas relaciones con los padres favorecen el desarrollo del adolescente, unas buenas relaciones con los amigos también. Los amigos durante la adolescencia son muy importantes, incluso cruciales. Las relaciones con los amigos son más igualitarias que con los padres y los hermanos y estas relaciones están basadas en la elección y el compromiso y, en consecuencia, son más vulnerables e inestables. Relacionarse con los amigos proporciona y da una identidad al adolescente, una autonomía e identidad y exige a aprender a cooperar y a negociar. Pero como los seres humanos no somos iguales pues no todos se integran de igual forma:
-          Los más populares saben escuchar, son bondadosos, amables, alegres y divertidos y se comprometen y se preocupan por los demás.
-          Los impopulares son los torpes y los que son rechazados. Suelen ser rechazados porque tienen un carácter y una forma de ser demasiado violenta, son negativos y siempre buscan pelea.
-          Aquellos que son hábiles, lideran los grupos y son también muy agresivos y son rechazados por ello.  

c.       Riesgo y resiliencia en la adolescencia.
El mito del adolescente como persona rebelde, angustiada e inestable es la parte que más retrata al susodicho dejando ver el lado negativo que conlleva la adolescencia. En un periodo difícil que como se ha dicho supone el paso de la niñez a la madurez adulta conlleva unos cambios mentales y biológicos importantes. Es un estado de tensión y de “tempestad” que no deja de ser normal y corriente dentro de sus características “anormales”. Es una etapa de transición que unos la pasan más tranquila y otros no. En Occidente las sociedades que existen son sociedades abiertas, es decir, priman la individualidad y existen muchos tipos de roles y valores por lo que es lógico pensar que surjan rupturas, conflictos y enfrentamientos en estas sociedades más que en las cerradas en donde los roles adultos están más definidos y claros, estos últimos basados en la obediencia y conformidad. En definitiva, la adolescencia es una etapa normal dentro del desarrollo del ser humano por todo lo que hemos dicho anteriormente (problemas de indefinición de la persona, etc.) y no por ello significa tener algún problema mental como algunos autores reflejaron (fundamentalmente Freud). Tan solo el 17-20% de los adolescentes tienen problemas psicológicos. Los enfrentamientos surgen a la hora de elaborar las tareas domésticas, la forma de vestir, la fijación de los horarios, etc. Pero hay que tener en cuenta que de este porcentaje con problemas psicológicos pueden pasar desapercibidos por ser la adolescencia y pasar de ellos sin que realmente nos demos cuenta de que un porcentaje de la población pueda tener un verdadero problema y, en consecuencia, siguen teniéndolo de adultos, como por ejemplo, trastornos de alimentación, aislamiento respecto al resto, depresión, problemas con la ley, consumo de drogas, etc. Estos son los riesgos más frecuentes de los adolescentes y que hay que vigilarlos y no decir “son tonterías de la edad”.
¿Por qué de estos problemas? Las últimas investigaciones dicen que posiblemente surjan por una serie de problemas tales como la falta de maduración del córtex frontal, un temperamento impulsivo, etc.

El enfoque de resiliencia  
La palabra resiliencia (resilience, en inglés) viene del vocablo latino resilio que significa volver atrás, rebotar. Se entiende de manera general este concepto como aquella capacidad para resistir situaciones difíciles y salir de ellas con mayor fortaleza. Las causas son muy diversas (ver cuadro 3.4., pág. 92): desde las individuales (autoestima, actitud vital positiva, compromiso con valores, habilidad para resistir la presión negativa del grupo…), las familiares (buena relación con uno de los dos padres, equilibrio entre el control-afecto…), hasta las sociales (relación cercana y positiva con algún adulto…).

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