a. Desarrollo
personal e identidad.
Se entiende por adolescencia a aquél periodo de transición entre la infancia y la
vida adulta que, en nuestra cultura y contexto, abarca varios años comprendidos
entre los 12 y los veinte años, pudiéndose alargar hasta los 25 años
aproximadamente. Este es un periodo difícil ya que hay que tener en cuenta el
desarrollo biológico de la persona y que coincide en esta etapa de desarrollo.
En esta el sujeto aprenderá a comportarse como un adulto como resultado final;
a tener una autonomía económica; y a tener la capacidad de desarrollar y
comprender la complejidad de fenómenos “complejos”.
Dentro de esta ésta etapa de desarrollo se pueden
distinguir tres subetapas:
1-
La
adolescencia temprana de los 10 a los
14 años en la que el sujeto experimenta la maduración sexual y los inicios del
pensamiento formal.
2-
La
adolescencia intermedia de los 15 a
los 18 años en la que el sujeto experimenta una autonomía respecto a los
padres, una mayor importancia en las relaciones con los iguales (amigos) a la
vez que se sigue desarrollando esa maduración sexual y un razonamiento más
complejo y abstracto.
3-
La
adolescencia tardía de los 18 a los
25 años aproximadamente caracterizada por el logro de la independencia
económica y autonomía respecto a los padres; definición como persona que va a
desempeñar roles adultos; maduración del córtex frontal y pensamiento
post-formal.
De
tal forma que al final de dicho proceso de desarrollo mental y biológico en la
vida de la persona de los 12 a los 18/25 años se espera que el adolescente,
ahora adulto, sepa relacionarse con otras personas, se definan así mismos y se
acepten tal y como son además de ser capaces de tener y llevar a cabo una
independencia económica y social respecto a los padres además de adquirir una
serie de valores éticos e ideológicos para tener una conducta cívica
responsable.
Los
principales problemas en la adolescencia son los relacionados con el desarrollo
personal (autoconcepto, autoestima e identidad) y las relaciones personales
(padres, amigos…) y los problemas que presenta.
Respecto al primero, al desarrollo personal, la adolescencia es una etapa crucial en la
que el individuo intenta definirse así mismo e intentar responder a las
preguntas: ¿quién soy? ¿qué me gusta y qué no? ¿Qué es lo que se me da bien
hacer y qué no? ¿Cómo me ven los otros (mi clase, mi familia, mis amigos)?. La
forma que el adolescente tiene para definirse así mismo es a través de su
aspecto físico, las actividades que mejor hace, sin tener en cuenta en un
periodo primario o iniciático los valores que se irán formando al final de la
adolescencia y tendrán un mayor peso, en consecuencia. El adolescente tiene en
la cabeza el yo ideal, la persona que
le gustaría ser; el yo temido, la
persona que no le gustaría ser; el yo
posibles, una mezcla de los dos anteriores; el yo falso, no soy yo estoy fingiendo un papel; y el yo real, lo que
soy verdaderamente Lo que el
adolescente querrá de todas las formas es alcanzar ese yo ideal será lo que le
estimule.
También
la identidad es un problema para el
adolescente ya que tiende a descubrir el sujeto sus fortalezas y debilidades y
a comprender cómo es él y cómo se define así mismo. Pero no es tarea fácil ya
que implica un razonamiento formal y el desarrollo de la personalidad va
adquiriendo unas formas y características personales propias de cada individuo,
es decir, el individuo va madurando. Al final el sujeto logra tener y definir
su identidad a través del área interpersonal y afectivo sexual, área
vocacional-profesional y área ideológico-ética.
Existen diferentes formas de elaborar la identidad y
que son las siguientes: logro, moratoria, difusión y exclusión
1.
Logro de identidad: es un status en el cual el adolescente tras un
periodo de tiempo con una serie de dudas en su cabeza en la que no logra
aclararse (denominado esto último moratoria), por fin de decanta y se
compromete con sus elecciones personales, ideológicas y ocupacionales. Existen
3 status:
a.
Moratoria: los adolescentes que exploran pero no se
comprometen.
b.
Difusión: aquellos que ni exploran ni se comprometen. (aquellos
que no se definen pero tampoco les importa hacerlo suelen tener baja
autoestima, niveles más altos de ansiedad…)
c.
Exclusión: se han comprometido con ciertas opciones pero sin
un intento de revisar las opciones potenciales. (Son conformistas y obedientes
a la figura de autoridad. Relaciones con los padres cercanas)
2.
Estatus
de logro y de moratoria: los
adolescentes han pasado por una fase de exploración y ahora son más
independientes, dispuestos a participar y a prestar ayuda.
Hay que tener en cuenta que el contexto cultural en
cuanto a la elaboración de la identidad del individuo influye hasta tal punto
que afecta a nuestras formas de adaptación y a adoptar una posición frente al
mundo.
b. Las
relaciones interpersonales: la familia y los amigos.
b.1. Las relaciones con los padres.
De
otro lado están las relaciones interpersonales con la familia y con los amigos
en donde la amistad, las primeras relaciones de pareja y la pertenencia a un
grupo de compañeros son cada vez más importantes a medida que avanzamos a la
edad adulta.
Las relaciones del adolescente con sus padres
siempre se ha dicho que son conflictivas pero no es así ya que solo esta última
representa el 5 ó 10 %. Los enfrentamientos más fuertes son generalmente en la
hora de llegada casa, el mal comportamiento y actitudes indebidas, se discute
más con las madres porque ellas entienden mejor a los hijos y con los padres
por el dinero.
En cualquier caso sea como fuere esto representa una
mínima parte y, en consecuencia, no habría que tenerlo tanto en cuenta aunque
esta es la parte que representa al adolescente aunque no sea así. El susodicho
necesita el apoyo y el cariño de los padres además de un habiente en el hogar
cálido y confortable porque la adolescencia es una etapa de muchos cambios. El afecto para crear un clima estable y que
las relaciones sean armónicas. De esta forma los padres contribuirán a un mejor
ajuste y desarrollo psicosocial. También el control proporciona una guía al
adolescente para poder enfrentarse a los problemas que se le presentan. Un
control excesivo o pasivo puede plantear problemas de conducta. La relación
entre control y afecto distingue distintos estilos:
-
Democrático o con autoridad: los padres muestran altos niveles de afecto y de
control.
-
Autoritario: bajo nivel de afecto y un alto nivel de control.
-
Permisivo: alto nivel de afecto y bajo nivel de control.
-
Negligente o no comprometido: bajos niveles de afecto y de control.
b.2.
Las relaciones con los amigos.
Lo mismo que un buen ambiente en casa y unas buenas
relaciones con los padres favorecen el desarrollo del adolescente, unas buenas
relaciones con los amigos también. Los amigos durante la adolescencia son muy
importantes, incluso cruciales. Las relaciones con los amigos son más
igualitarias que con los padres y los hermanos y estas relaciones están basadas
en la elección y el compromiso y, en
consecuencia, son más vulnerables e inestables. Relacionarse con los amigos
proporciona y da una identidad al adolescente, una autonomía e identidad y
exige a aprender a cooperar y a negociar. Pero como los seres humanos no somos
iguales pues no todos se integran de igual forma:
-
Los
más populares saben escuchar, son bondadosos, amables, alegres y divertidos y
se comprometen y se preocupan por los demás.
-
Los
impopulares son los torpes y los que son rechazados. Suelen ser rechazados
porque tienen un carácter y una forma de ser demasiado violenta, son negativos
y siempre buscan pelea.
-
Aquellos
que son hábiles, lideran los grupos y son también muy agresivos y son
rechazados por ello.
c. Riesgo
y resiliencia en la adolescencia.
El mito del adolescente como persona rebelde,
angustiada e inestable es la parte que más retrata al susodicho dejando ver el
lado negativo que conlleva la adolescencia. En un periodo difícil que como se
ha dicho supone el paso de la niñez a la madurez adulta conlleva unos cambios
mentales y biológicos importantes. Es un estado de tensión y de “tempestad” que
no deja de ser normal y corriente dentro de sus características “anormales”. Es
una etapa de transición que unos la pasan más tranquila y otros no. En
Occidente las sociedades que existen son sociedades abiertas, es decir, priman
la individualidad y existen muchos tipos de roles y valores por lo que es
lógico pensar que surjan rupturas, conflictos y enfrentamientos en estas
sociedades más que en las cerradas en donde los roles adultos están más definidos
y claros, estos últimos basados en la obediencia y conformidad. En definitiva,
la adolescencia es una etapa normal dentro del desarrollo del ser humano por
todo lo que hemos dicho anteriormente (problemas de indefinición de la persona,
etc.) y no por ello significa tener algún problema mental como algunos autores
reflejaron (fundamentalmente Freud). Tan solo el 17-20% de los adolescentes
tienen problemas psicológicos. Los enfrentamientos surgen a la hora de elaborar
las tareas domésticas, la forma de vestir, la fijación de los horarios, etc.
Pero hay que tener en cuenta que de este porcentaje con problemas psicológicos
pueden pasar desapercibidos por ser la adolescencia y pasar de ellos sin que
realmente nos demos cuenta de que un porcentaje de la población pueda tener un
verdadero problema y, en consecuencia, siguen teniéndolo de adultos, como por
ejemplo, trastornos de alimentación, aislamiento respecto al resto, depresión,
problemas con la ley, consumo de drogas, etc. Estos son los riesgos más
frecuentes de los adolescentes y que hay que vigilarlos y no decir “son
tonterías de la edad”.
¿Por qué de estos problemas? Las últimas
investigaciones dicen que posiblemente surjan por una serie de problemas tales
como la falta de maduración del córtex frontal, un temperamento impulsivo, etc.
El enfoque de resiliencia
La palabra resiliencia (resilience, en inglés) viene
del vocablo latino resilio que
significa volver atrás, rebotar. Se entiende de manera general este concepto
como aquella capacidad para resistir
situaciones difíciles y salir de ellas con mayor fortaleza. Las causas son
muy diversas (ver cuadro 3.4., pág. 92): desde las individuales (autoestima,
actitud vital positiva, compromiso con valores, habilidad para resistir la
presión negativa del grupo…), las familiares (buena relación con uno de los dos
padres, equilibrio entre el control-afecto…), hasta las sociales (relación
cercana y positiva con algún adulto…).
No hay comentarios:
Publicar un comentario